Por Sergio Mejía Cano

Recientemente se informó que el Congreso del estado de Chihuahua había aprobado la prohibición del lenguaje inclusivo en sus escuelas de educación básica, supuestamente con el pretexto de defender las reglas gramaticales establecidas en el idioma español que, desde siempre ha aceptado el artículo en plural de los para incluir ambos géneros, como, por ejemplo, los diputados, los mexicanos, los alumnos, los niños, etcétera.

Hoy en día ya se ha hecho costumbre que, cuando se refiere alguien a los antes mencionados y en otros aspectos se anteponga el artículo en plural femenino, como decir las y los diputados, las y los trabajadores, etcétera, otra vez; sin embargo, quienes defienden esta disposición, sobre todo las mujeres, tal vez no vean o comprueben fehacientemente que aun así se hace a un lado al elemento femenino, ya que, al decir las y los diputados, el artículo las queda en el aire o en caso de que se quiera aceptar como que están incluyendo a las diputados en el fondo de la frase prácticamente las están nombrando como las diputados, predominando nuevamente el género masculino sobre el femenino.

Hay quienes dicen que si se llegara a abundar diciendo las diputadas y los diputados sería alargar más la frase, por lo que consideran correcto decir las y los, pero, como en último término gana el género masculino, entonces las quedan señaladas como diputados, trabajadores, niños, quedando el artículo las fuera de contexto.

Así que, tal vez por lo mismo, la Real Academia de la Lengua Española (RAE) determinó en su momento que para no enredarse tanto al pronunciar o alargar una frase se debían envolver en un solo artículo ambos géneros; aunque tal y como algunos analistas del lenguaje han señalado: predominó el artículo masculino debido al machismo y predominio del género masculino, porque así como se determinó que predominara el artículo los para englobar ambos géneros, también pudo haber quedado el artículo femenino, las; pero, como esto se podría tergiversar por aquello de que algunos varones se sintieran ofendidos o tal vez descubiertos, tal vez la RAE prefirió el artículo masculino en plural.

Sin embargo, la RAE en sus modificaciones y adecuaciones en el idioma español, en los últimos años ha decidido incorporar palabras que antes no aceptaba precisamente porque algunas palabras han llegado a ser de uso común por una gran mayoría de hispanohablantes. Está como por ejemplo la palabra desafortunadamente, palabra que hasta el año de 2017 no la aceptaba la RAE, lo que sí sugería era que en su lugar se usara la palabra infortunadamente, ya que la palabra desafortunado-da, se refería a alguien sin fortuna en muchos aspectos, así que la palabra desafortunadamente no tenía el adverbio con el sufijo, ente. Sin embargo, hoy la palabra desafortunadamente ya está aceptada por la RAE debido a su uso común y muy extendido en el idioma español.

El gentilicio de los oriundos de Tepic, Nayarit, es tepiqueño y tepiqueña, no así la palabra tepicenses, palabra que, si bien una que otra persona la pronunciaba, la palabra tepicense se convirtió en una palabra más extendida en el estado de Nayarit debido a que cuando el hoy exgobernador de dicho estado, Roberto Sandoval Castañeda la usó cotidianamente cuando inició su campaña electora como candidato a la presidencia municipal de Tepic. Gracias a que el entonces candidato la pronunciaba constante y cotidianamente, la palabra tepicense se llegó a ser costumbre, tanto, que hasta el día de hoy hay gente que la sigue usando, incluso hasta periodistas de ambos sexos que la escriben o pronuncian en sus portales de internet y hasta en sus impresos.

A un bien recordado periodista que ya no está físicamente entre nosotros, pero que su memoria perdura en el gremio periodístico de Tepic y todo Nayarit, al leer en uno de sus artículos que había escrito la palabra tepicenses, le pregunté por qué había escrito esa palabra que no existe como gentilicio, me respondió que porque la mayoría así decía, así que le sugerí que revisara su hemeroteca y viera si anteriormente a que Roberto Sandoval la hiciera tan famosa esa palabra, él la haya escrito alguna vez; después me dijo que jamás la había escrito.

Al comentar esto con otro periodista, me reclamó que por ser un gentilicio se podía decir como se quisiera: tepicense o tepiqueño, que era igual. Entonces le dije si alguna vez había oído o leído la palabra madrilenses, de Madrid, España, porque eran madrileños y madrileñas.

Sea pues. Vale.