José María Castañeda .-

Mientras en algunas partes de nuestro municipio se vive cierta calma, en Santiago Cabecera la situación es distinta. Ayer, mi domicilio fue nuevamente visitado por los ladrones, sumando ya dos robos en menos de un año, sin que las autoridades encargadas de la seguridad parezcan darse cuenta o tomen acción al respecto.

En la primera ocasión, no estábamos en la ciudad, lo que fue aprovechado por los delincuentes, quienes desmantelaron la chapa de una de las puertas de acceso para entrar y llevarse algunos objetos de valor. Sin embargo, esta vez los ladrones actuaron con aún más descaro: abrieron las rejas de acceso y, sin importarle la presencia de mi perro salchicha, ingresaron para robarse una escalera telescópica que estaba amarrada a una de las bardas con alambre recocido.
Lo más sorprendente es que la escalera mide alrededor de 6 metros de largo y tiene una base de casi 4 metros, lo que hace difícil creer que nadie haya notado algo sospechoso al ver a una persona cargando semejante objeto por la madrugada. Mi domicilio se encuentra en la Avenida Amado Nervo, en pleno centro, lo que debería implicar una mayor vigilancia y control.
Ante esta situación, me veo en la obligación de hacer un llamado al secretario de Seguridad Pública. Es necesario que cumpla con sus obligaciones y deje de estar encerrado en su oficina, distrayéndose con asuntos que no corresponden a su labor. La ciudadanía se pregunta: ¿qué está haciendo el responsable de la seguridad de los santiaguenses? Es imperativo que se tomen medidas concretas para garantizar la protección de los habitantes de Santiago Cabecera.
Seguiremos informando.