Los Yanquis de Nueva York perdieron el segundo juego ante los Diablos Rojos del México

*En el Estadio Alfredo Harp Helú, con un marcador final de 8x5.

26 / Marzo / 2024

José María Castañeda .-

Recordando tiempos pasados en la comunicación, cuando el director de la Voz de Santiago, José Luis Sánchez Carvajal, nos instaba a no cerrar la edición hasta el último minuto. Así, ayer lunes 25 de marzo, decidimos mantener abierta la edición hasta conocer el desenlace del segundo juego de exhibición entre los Diablos Rojos del México y los famosos Mulos de Manhattan, los Yanquis de Nueva York.

El resultado del primer juego fue 4x3, donde cabe destacar que el pitcher originario de Tuxpan, Nayarit, Víctor Aarón González, lanzó una entrada. Cumplió su labor a pesar de que, en un mal tiro del paracorto a la inicial, el primera base escupió la pelota, permitiendo que el corredor se embasara por error. Finalmente, el siguiente bateador fue puesto out, terminando así con la amenaza de los pinos.
El día de ayer no fue la excepción, ya que la afición que abarrotó el estadio Alfredo Harp Helú vibró con el rally de 8 carreras anotadas en la cuarta entrada, culminando en la victoria 8x5 para los Diablos Rojos del México. Con esto, doblegaron al considerado equipo de béisbol más poderoso del mundo.
En el segundo juego de la serie, los Yanquis conectaron 11 imparables, por solo 8 de los Diablos Rojos, dejando la pizarra final en un 8x5. La afición se mostró visiblemente emocionada por el triunfo de los aztecas, quienes humillaron al equipo considerado el más poderoso del mundo, Los Yanquis de Nueva York. Es probable que los Yanquis deban realizar algunas correcciones en su roster de picheo, tanto inicialista como de relevo.
Es destacable el desempeño del nayarita Víctor Aarón González, quien cumplió en su labor como pitcher de relevo para los Yanquis. Esto llena de satisfacción a aquellos que lo vieron crecer en su carrera deportiva en Tuxpan. Felicidades al Gringo González, quien siendo un modesto cátcher en Tuxpan en la década de los 60, seguramente nunca imaginó tener un nieto en las Grandes Ligas, con un anillo de Serie Mundial ganado cuando jugaba para los Dodgers de Los Ángeles.