EL RITMO DE LA VIDA: ¿Qué fin tuvo la superficie cedida para casas de periodistas?

Por Pepe Reyna

05 / Diciembre / 2023

Hasta ahora, el famoso IPROVINAY de los mil problemas no ha despejado las dudas que pesan sobre los terrenos que al final del gobierno de Roberto Sandoval Castañeda fueron cedidos a periodistas locales, hombres y mujeres, para que un grupo de comunicadores pudiera construír viviendas como patrimonio para ellos y sus familias, allá por el rumbo de lo que fue en un tiempo la colonia PRI y posteriormente con el nombre de Nuevo Amanecer.

Fue una especie de justicia para quienes luego de muchos años al servicio de patrones duros con el codo, han permanecido pagando elevadas rentas para poder disponer de un techo que jamás será suyo, pero que en cierto momento vislumbraron una esperanza de poder realizar un sueño que jamás se ha materializado.

Tiempo después de haber obtenido sus documentos de posesión en la Nueva Amanecer, surgió una mala noticia del entonces titular del IPROVINAY, un tal señor Cánovas, que a mí, entre los beneficiarios del caso, no sólo me impactó de fea manera sino que me produjo una rabia incontenible que aún perdura.

Resulta que, según Cánovas, el terreno ya lotificado había sido invadido por presuntos paracaidistas que amenazaban con no retirarse del lugar, pasara lo que pasara. El propio titular del Instituto de la Vivienda en Nayarit nos bajó el ánimo al expresar que los dichosos terrenos jamás se recuperarían y que él estaba dispuesto a conseguirnos otros en una colonia menos conflictiva. Pero aquello acabó como dice el dicho: si es pasión, que se te borre.

Total, que ahora seguimos los salados periodistas sin casa pagando elevadísimas rentas, de esas que se le aplican a las grandes mansiones en las que habitan los suertudos que perciben sueldos de fábula, o los favorecidos con cargos políticos en el Senado o en la Cámara de Diputados. Sin embargo, sigo con el sueño de los marginados y producto de la cantaleta aquella de cuando yo era un confiado mocoso de que mi casa es chica, pero es mi casa. Válgame, pues.

PASANDO A OTRA COSA, estamos ya en el mes de los aguinaldos, de los regalos que en otras épocas no pasaban de ser botellas de licor para fomentarnos el vicio de la beberecua, de aquel que nos arruina en vez de favorecernos. Aún recuerdo el caso de un ahora ex diputado local, quien para poder llegar al ansiado cargo nos envió un mensaje a los periodistas en el sentido de que jaláramos con él en las páginas de nuestros respectivos diarios y luego nos ponemos a mano con una buena gratificación. Le hicimos campaña favorable durante tres meses, sin faltar un solo día, lo cual le ayudó a lograr el triunfo y el hueso.

Luego de haber tomado posesión y de haber recibido su primer sueldo, el político aquel nos dijo: Gracias por el apoyo que me dieron en sus periódicos, los espero en mi despacho por el rumbo del boulevard Tepic-Xalisco, casi frente a la Universidad. Llegué a la cita frotándome las manos, pero en vez del fulano me atendió una ayudante suya, quien me recibió con ¡una botella chica de brandy Presidente! y las palabras de aquí le dejó el señor diputado para que se refresque. Y vaya que me la refrescó.