EL RITMO DE LA VIDA: Cuando el abucheo surge para descargar odios

Por Pepe Reyna

27 / Marzo / 2019

Lo que parecía ser un evento a modo para que el presidente López Obrador mostrara una vez más su popularidad como gobernante ante miles de aficionados al beisbol que llenaron un nuevo estadio destinado al llamado Rey de los Deportes en la capital del país, el reciente fin de semana, se convirtió de pronto en una especie de infiernito para el jefe de la nación al ser abucheado por una parte de la multitud que llenaba las gradas del estrenado coloso deportivo, digno para tal ocasión como nueva casa del equipo Diablos Rojos.

Las instalaciones deportivas que dan cabida a grandes masas de aficionados, sobre todo al futbol, al box y al beisbol, favorito este último del propio López Obrador como a nivel estatal lo fue con el ex gobernador Roberto Sandoval Castañeda, en tanto que para Celso Delgado la prioridad era el futbol profesional, siempre han sido campo propicio para que la fanaticada repruebe alguna mala actuación del equipo de sus amores, pero en el caso del abucheo contra AMLO, el sábado que acaba de pasar, se siente como un ataque directo al mandatario mexicano, orquestado por los partidos políticos en los que más ha calado la derrota de julio del 2018.

El ¡fuera!, ¡fuera!, ¡fuera! dedicado a López Obrador parece más bien o más mal a una venganza de los ahora perdedores políticos por los recientes abucheos a gobernadores, de los que se responsabilizaba al mismo AMLO y que, como respuesta a éste, deberán acostumbrarse los morenistas y el presidente a más expresiones de odio que ellos mismos toleraron en eventos donde algunos mandatarios estatales, pertenecientes a la oposición se atrevieron a dar la cara ante multitudes adversas.

No es lo mismo el abucheo anual que la población le dedicaba al ex presidente Enrique Peña Nieto durante las ceremonias anuales del 15 de septiembre, frente al balcón central de Palacio Nacional, a los supuestamente orquestados por morenistas contra gente de otros partidos políticos y esta última en perjuicio de los morenos y del presidente, en lo que vienen siendo ya jornadas de odio que amenazan con provocar mayores problemas entre la sociedad mexicana.

Desde luego que este fenómeno político no es exclusivo de un país como el nuestro donde la alternancia en los gobiernos de los distintos niveles apenas comienza a darse; hay que ver lo que sucede en el vecino del norte, dizque modelo de democracia pura, donde el presidente Donaldo Trump parece sufrir la gota gorda con los abucheos que le dedican los grupos inconformes con su actuación al frente de una nación que se supone más civilizada que la nuestra.

López Obrador debe convencerse de que no es monedita de oro para caerle bien a todos, a pesar del apoyo que le brinda la mayoría del pueblo mexicano, y estar preparado para padecer embates de quienes no acaban de perdonarle su aplastante triunfo del 2018. Hay gente que no está conforme de que sea otro partido diferente a los suyos el que lleve actualmente las riendas del gobierno nacional, y no porque esté en desacuerdo con la lucha emprendida por AMLO en contra de la corrupción, ni menos porque a los ex presidentes les cancelaron su jugosa pensión o porque gana terreno el proyecto del tren maya, sino porque ya nos gusta la mala vida y porque no faltan fuerzas poderosas que se esconden en la oscuridad para desde ahí preparar el abucheo en turno, incluso mercantilizarlo siempre y cuando haya pueblo dispuesto a entrarle al juego del odio mediante el pago de las 30 monedas de Judas o de la siempre muy efectiva distribución partidista de la torta y el refresco por cabeza.