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Vienen mejores tiempos
Francisco Javier Nieves Aguilar
11 / Diciembre / 2018
Jacinto, a pesar de ser hombre de campo, tenía una percepción de la vida mucho más elevada que cualquier profesionista. Tenía cuatro hijos, Pedro, Rómulo, Luis y Miguel; y buscaba que estos aprendieran a no juzgar las cosas tan rápidamente; entonces envió a cada uno por turnos a ver un árbol de peras que estaba a una gran distancia.
Pedro fue en el invierno, Rómulo en primavera, Luis en Verano y el Miguel –el más pequeño en el otoño.
Cuando todos ellos habían ido y regresado, los llamó y juntos les pidió que describieran lo que habían visto.
El primer hijo mencionó que el árbol era horrible, doblado y retorcido.
El segundo dijo que no, que estaba cubierto con brotes verdes y lleno de promesas.
El tercer hijo no estuvo de acuerdo. Dijo que estaba cargado de flores, que tenia aroma muy dulce y se veía muy hermoso. Era la cosa más llena de gracia que jamás había visto.
El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de ellos. Dijo que estaba maduro y marchitándose de tanto fruto, lleno de vida y satisfacción.
Entonces el hombre les explicó a sus hijos que todos tenían la razón, porque ellos solo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol.
Jacinto les dijo a todos que no deben de juzgar a un árbol, o a una persona, solo por ver una de sus temporadas, y que la esencia de lo que son, el placer, regocijo y amor que viene con la vida puede ser solo medida al final, cuando todas las estaciones han pasado.
Si tú te das por vencido en el invierno, habrás perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano y la satisfacción del otoño.
Moraleja: No dejes que el dolor de alguna estación destruya la dicha del resto. No juzgues la vida por solo una estación difícil. Persevera a través de las dificultades mejores tiempos seguramente vienen por delante.