Hay de muchos tipos

Francisco Javier Nieves Aguilar

13 / Septiembre / 2018

Un hombre que acaba de encontrarse con Jesús resucitado, iba a toda prisa por el camino de la vida, mirando para todas partes y buscando. Se acercó a un anciano que estaba sentado al borde del camino y preguntó:

Por favor, señor, ¿ha visto pasar por aquí algún cristiano?

El anciano, encogiéndose de hombros le contestó:

Depende del tipo de cristiano que ande buscando.

Perdone –dijo contrariado el hombre-, pero soy nuevo y no conozco los tipos que hay. Sólo conozco a Jesús.

El anciano añadió:

Pues sí amigo; hay de mucho tipos y maneras. Los hay para todos los gustos. Hay cristianos por cumplimiento, cristianos por tradición, cristianos por costumbre, cristianos por superstición, cristianos por obligación, cristianos auténticos.

¡Los auténticos, ésos son los que yo busco, los de verdad! -exclamó el hombre emocionado.

Vaya –dijo el anciano con voz grave-. Esos son los más difíciles de ver. Hace ya mucho tiempo que pasó uno de esos por aquí y precisamente me preguntó lo mismo que usted.

¿Cómo podré reconocerle?—

El anciano contestó tranquilamente:

No se preocupe amigo. No tendrá dificultad en reconocerlo. Un cristiano de verdad no pasa desapercibido en este mundo de sabios y engreídos. Lo reconocerá por sus obras. Allí donde van, siempre dejan huellas. ¿

Qué clase de buen cristiano es usted? A los buenos cristianos igual se les reconocerá por buenas obras, por su autenticidad.

Qué buena oportunidad para que nos examinemos si acaso somos cristianos solo por cumplimiento, por tradición o por costumbre, pues en ese caso nos está haciendo falta ponerle más corazón a nuestras buenas obras. Por ejemplo, pedir perdón con humildad y perdonar; despojarse de odios y rencores, envidias y avaricias.

Es necesario que nos empeñemos en ser cristianos bien convencidos y que donde quiera que andemos, sea trabajo, diversiones, celebraciones religiosas o vida familiar, siempre estemos alegres manifestando a todos que Cristo no está muerto, sino que vive dentro de nuestro corazón.