Cuentos y Leyendas de mi Pueblo

31 / Octubre / 2017

Por Fabio Castañeda y José María Castañeda

Santiago Ixcuintla.- Ojala y que sea de su agrado desde hoy y hasta que pase el día de muertos les estaré llevando hasta la comodidad de sus hogares leyendas y no precisamente de la colonia como aquella vieja revista que se editaba a mediados de los 60s, con motivo de los días de muertos espero sea de su agrado.

Tengo la costumbre de ir todos los días 16 de junio al cementerio, ya que en esa fecha murió mi hermano, el partió de este mundo en esa fecha era muy joven tan solo tenía 16 años cuando tomó la trágica decisión de quitarse la vida aún recuerdo como lo encontré en su cuarto, colgado del abanico de techo el cual aún giraba arrastrando en su tiovivo el cuerpo de mi hermano, fue lo que me marco para toda la vida. Los médicos firmaron el acta de defunción y la descripción señalaba que se había semi decapitado internamente, pero que no murió de inmediato sino que este se había intoxicado antes tomando muchas pastillas para dormir.

Tan solo han pasado 3 años, pero su lápida parece que fue sellada, hace unos días visite su tumba no lo puedo creer pero ver su nombre en esa fría loza su nombre me parte el corazón, Joel Manzur, que en paz descanse, dice en su lápida, pero que extraño al estar mirando su epitafio juro haber sentido a alguien mirando detrás de mi espalda pero al girar mi cuerpo para ver quién era no había nadie en ese momento sentí un escalofrío. Pero no le tomé mucha importancia porque era la 1:30 de la tarde, me arrodille frente a su tumba para rezar un Padre Nuestro pero algo me dejo catatónico, ya que juro haber escuchado la risa de mi hermano, cerca de mi oído izquierdo, me levanté de manera inmediata pero no había nadie cerca de mí, de pronto sentí una brisa muy fría acompañada de un olor fétido era un olor horrible a carne podrida.

Y al regresar la vista a la tumba de mi hermano vi que su tapa había desaparecido observando un ataúd negro, en el fondo en el cual lo habíamos sepultado, de ahí provenía el olor a putrefacción luego que el féretro abierto dejaba ver un cuerpo o lo que quedaba de un cuerpo humano mirándome fijamente a la vez que de su macilenta boca se dejó escuchar una voz que me decía hola quieres verme pues aquí me tienes, lo anterior me obligo a salir a toda carrera del cementerio, volteando hacia atrás al llegar a la puerta del camposanto alcanzando a ver el cuerpo descarnado de mi hermano sentado en las losas frías de su tumba, exhibiendo una mueca que parecía ser sonrisa de su rostro semidecapitado.

Esa sonrisa de sus descarnado labios juró que nuca la olvidaré al llegar a mi casa muy alterado, buscaba a mi padre y a mi madre pero no encontré a nadie, es más no me encontré con ninguna persona ni en el cementerio ni en la calle y mucho menos en mi casa. Por lo que me fui a mi cuarto y al recostarme en la cama recordé que yo me llamo Joel Manzur, no tengo hermano, y estoy muerto. Pero, ¿quién era la persona que ví en el cementerio?