NUMINOR: CARTA A UN HERMANO

Por Agustín Almanza Aguilar

11 / Mayo / 2017

Un Saludo al maestro José Inés Enríquez

Rafael: Maestro, en relación al tema que tocamos la última vez que convivimos en tu casa –tema de indudable importancia artística y cultural, sobre todo para el mundo de la música–, releyendo algo bajado de los estantes de la vieja biblioteca de la antigua casa, encontré algo importante sobre lo mencionado, en este caso sobre el proceso de creatividad del gran Beethoven. Te lo comunico ‘ad littetram’, con la plena conciencia que será punto de referencia para futuro coloquio familiar. Veamos:
Mi memoria es tan fiel que, cuando he captado un tema, tengo la seguridad de no olvidarlo, aún después de muchos años. Cambio partes, desecho, pruebo de nuevo, tantas veces hasta sentirme conforme; entonces comienza la elaboración en mi mente, a lo ancho y a lo largo, hacia arriba y hacia abajo y, consciente de lo que quiero, la primera idea no me abandona jamás. Ella surge, crece y se eleva, y oigo y veo el cuadro en toda su amplitud, domo de un solo golpe, y mi espíritu la observa. Sólo me resta entonces la tarea de notación en la que adelanto rápidamente, si dispongo de tiempo para dedicarle, porque a veces tengo varias obras en elaboración, pero estoy seguro de no confundir una con otra.
Usted me preguntará de donde saco mis ideas. No podría contestarle con seguridad; ellas vienen sin ser llamadas, directa o indirectamente. Podría alcanzarlas con la mano, al aire libre, caminando por el bosque durante mis paseos, en el silencio de la noche, en la mañana temprano, incitado por impresiones que se traducen en los poetas en palabras y en mí en sonidos que suenan, zumban y braman, hasta que finalmente se me aparecen como notas.
Interesante, ¿verdad?