La UAN abre una oportunidad a la vergüenza

06 / Marzo / 2017

Por Oscar Verdín Camacho

Cuando el miércoles uno la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) divulgó, como hace dos años, el listado de su nómina con nombre de sus trabajadores administrativos, maestros, jubilados, directivos y sus percepciones, motivó una inmediata revisión y crítica social, en especial sobre personajes que laboran en la casa de estudios con fuerte carga horaria y al mismo tiempo son altos funcionarios en el Poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial, o en dependencias federales.

La pregunta que se repite es, por ejemplo, cómo puede alguien estar al frente de alguna dependencia y ser docente con 40 horas asignadas por semana. Resulta obvio que alguna de las dos responsabilidades será descuidada y, lo más seguro, esa será la Universidad.

No es de imaginarse a un maestro y al mismo tiempo alto funcionario dejando plantado al gobernador, o una visita presidencial, o a un secretario federal, para darle prioridad a sus clases en la UAN.

Si bien se conoce que las 40 horas no sólo son frente a grupo, sino que hay casos que se completan con la asesoría de tesis o la investigación, finalmente es la UAN la que tiene que moldearse y ser flexible a las necesidades de docentes con otras funciones. No a la inversa.

Cabe apuntar que cualquier universidad necesita no sólo a maestros que se dediquen 100 por ciento a la cátedra, sino que también tengan experiencia fuera de ella en sus respectivas especialidades. Por ejemplo, ¿no enriquecería más una clase un maestro de Odontología que practica la endodoncia frente a quien nunca ha sacado una muela?. ¿Qué aportaría un maestro de Derecho si no ha tramitado una denuncia, un amparo o nunca ha defendido en los juzgados?.

El asunto es, pues, que esa experiencia se traduzca en enriquecer la enseñanza en las aulas.

Sin embargo, volviendo al tema central, se insiste hasta qué punto puede mantenerse la más fuerte carga horaria en la UAN, cuando han brotado nuevas responsabilidades fuera de ella. ¿Por qué es difícil para el funcionario aceptar que existe una imposibilidad para cubrirlo todo?.

Y si a ello se añade que son, muchas veces, los mismos personajes los que acceden a becas por desempeño o al Sistema Nacional de Investigadores, se vuelve a la misma crítica social.

Se comenta un caso insólito en la Preparatoria 1: el de una maestra que llevaba unos ocho años sin pararse a la escuela y hace unas semanas fue citada a dar una explicación y, molesta, justificó que cuenta con una comisión sindical. Bueno, ¿y quién acredita a los estudiantes por la clase que tiene asignada?. Y se explica: un comité académico saca el promedio de las otras materias y ésa calificación se les da.

O el de una alta funcionaria con 40 horas asignadas, aunque es un familiar quien asiste frente a grupo.

Y si esa situación se presenta entre maestros, algo similar ocurre con el personal sindicalizado administrativo: la masa familiar y cercana a la dirigencia acceden a las mejores prestaciones.

Hace dos años, el caso de la señora Guadalupe Delgado Martínez -Lupita- aceleró la publicación de las listas en la UAN. Y es que, denunció públicamente a través de este reportero, tras 24 años de haberse separado como maestra de la Preparatoria 2 en Santiago Ixcuintla, un cheque a su nombre fue cobrado todo ese tiempo por manos desconocidas.

Localizada por teléfono el viernes tres, lamentó que no sucedió nada con la denuncia que interpuso en la Fiscalía General del Estado, por el delito de daño moral.

Añadió que lo que sí hizo fue dar de baja la cuenta en la que era depositado el dinero.

Y agrega que si bien hubo insinuaciones para que guardara silencio a cambio de que se pensionara como maestra, se negó a ello para no caer en la misma corrupción que reclamaba.

En el reciente listado de la UAN, el nombre de Delgado Martínez ya no apareció.

Así las cosas, la divulgación de la información por parte de la Universidad debería pasar, además de la crítica social, a la sanción para quienes incumplen la tarea que tienen asignada. Es lo que falta saber.

Pero además que todo ello, esa información también apela a algo más: a que alguien acepte que no puede cubrirlo todo.

Es una oportunidad para conocer la vergüenza de cada quien.