REDESCUBRIENDO: Tragedia de Monterrey y la Mala Educación en Casa

Por: José Miguel Cuevas Delgadillo

20 / Enero / 2017

La tragedia ocurrida en el colegio de Monterrey nos evoca a las decenas de acontecimientos similares que han ocurrido en escuelas de los Estados Unidos. El modelo suicidio-homicidio es nuevo para nosotros en el contexto mexicano, de ahí la cobertura en medios nacionales y el shok de funcionarios públicos de alto nivel. Con los pocos datos que tenemos al alcance, podemos afirmar que el joven agresor tenía una disfuncionalidad en la relación con los miembros de su familia, concretamente con sus padres. Además, que el joven tenía antecedentes de agresividad: ninguna persona irrumpe en una escuela armada para disparar y después intenta quitarse la vida de la noche a la mañana, es decir, el comportamiento siniestro que demostró el adolescente de Monterrey en la tragedia es el conjunto de actos continuos de una conducta con tendencias a psicópatas. Por si fuera poco, en las últimas horas se ha confirmado que el arma que utilizó el adolescente en la masacre era de su padre.

En este sentido, la Doctora Hilda Marchiori, en su estudio El ladrón: su personalidad psicopática, publicado en la Revista Mexicana de Prevención y Readaptación Social hace referencia a las características de un psicópata: es una persona asocial, altamente agresiva e impulsiva, que carece de sentimientos de culpa, que es incapaz de crear lazos duraderos de afecto con otros seres humanos; pueden llegar a crear fugazmente ligaduras, pero carecen de profundidad emocional; frecuentemente tienen manifestaciones agresivas, mostrando una capacidad afectiva seriamente dañada. Por su parte la Asociación Psiquiátrica Americana define al psicópata como una persona cuya conducta es predominantemente amoral y antisocial, que se caracteriza por sus acciones impulsivas e irresponsables, encaminadas a satisfacer sus intereses inmediatos y narcisistas, sin importar las consecuencias sociales, sin demostrar culpa y ansiedad. Por su parte el criminólogo mexicano Alfonso Quiroz Cuarón sostiene que en el caso especifico de psicópatas Es el retraso afectivo el que hace que las nociones morales y las leyes no sean aceptadas por el psicópata. De los diferentes tipos de psicópatas, tendremos algunos en que habría predominado lo congénito; pero al lado de ellos, hay otros que son resultado del medio, en los que influye muy poderosamente la educación defectuosa y toda clase de miserias, pues la mala educación y la miseria estimulan o revelan las personalidades psicopáticas de tal forma podemos afirmar que algunos psicópatas nacen y otros se hacen.

El especialista en salud mental Rolf Loeber (2001) establece algunos patrones de predicción:

1.Patrón de conflicto con la paternidad. Consiste en conductas desafiantes y desobedientes en la niñez; en la adolescencia, el individuo evita o ignora la autoridad con actitudes como ausencia, evasión o huída.

2.Patrón oculto dentro del hogar. Consiste en cometer faltas menores, como mentir o cometer pequeños robos en la adolescencia, cometer delitos moderados, como reducir mínimos daños a propiedad privada o robos menores a compañeros de escuela o tiendas departamentales. Estas conductas delictivas pueden ir creciendo hasta que el individuo se convierte en un ladrón.

3.Patrón explícito. Consiste en formas de agresión clara, como el abuso físico, verbal o emocional a niños más indefensos o sus hermanos menores; en la adolescencia incremento de conductas agresivas sin provocación. En la adultez, la persona puede llegar a cometer homicidios.

Por su parte, Lipsey y Derzon (1998) demuestran que algunas prácticas familiares promueven comportamientos agresivos en los hijos. Poca claridad en las reglas y escasas expectativas para los hijos, escasa supervisión, carencia de acompañamiento y disciplina inconstante son factores que propician conductas delincuenciales en los hijos. En otro estudio realizado por Farrington (2000) en familias con pocas prácticas afectivas y de interacción, acompañadas de abusos físicos y poca supervisión (en niños de 7 a 9 de edad) fueron predictores importantes para inducir a comportamientos violentos y crueles a los 18 años. Hasta la próxima. Conferencista y Terapeuta Familiar.. Consultas Celular 311 136 89 86.