CON PRECAUCIÓN: La basura regada

Por Sergio Mejía Cano

16 / Marzo / 2016

Este pasado lunes 14 del presente mes, alrededor de las 18:40 horas a espaldas de la presidencia municipal abordo un camión del servicio urbano de la ruta Indeco 1, y cuando la unidad da vuelta hacia la derecha en la calle Libertad, ¡oh cielos!, la calle parecía bombardeada de tantos baches que tiene, y no conforme con los hoyancos, entre las calles Pedraza y Rayón un tremendo tope y otro más antes de llegar a la calle Acayapan; y algo más: las cotidianas montañas de basura en medio de las esquinas de las calles mencionadas.

Y otro pequeño montón en la intersección de Libertad y Acayapan, eran pocas bolsas aún pero parecía que le iban a estorbar al chofer del camión para dar vuelta hacia el poniente por la Acayapan; sin embargo, el conductor las pudo eludir pasándoles por un ladito. Una señora pasajera le comenta a otra que va a su lado que todavía es temprano para que haya tanta basura, porque hasta que pase el camión recolector, los perros y los gatos van a hacer de las suyas; la otra señora le dice que también hay gente que hurga la basura para ver si hay algo que les sirva o cartones y envases para venderlos, pues sí, dice la primera señora, lo malo es que la desparraman y así la dejar y luego pasan los carros y la arrastran quedando regada la basura por toda la calle.

Esta escena de ver amontonada la basura en esa zona es algo muy común, pues hasta mediados de enero del 2015 a diario me tocaba pasar por ahí para ir al mercado de abastos, y tan cotidiano es ver la basura en medio de las calles que algunas veces el camión tenía que rodear por no pasarle encima.

En las inmediaciones de la estación del ferrocarril el camión recolector de la basura pasa alrededor de las 22:00 horas, por lo que poco antes de esta hora la gente saca la basura y la pone en la puerta de su casa y de ahí la levantan los muchachos que andan en el camión recolector. Pero por ejemplo, en la esquina de la calle Hidalgo y Guadalajara, de la zona centro, también acostumbra la gente de por ahí a apilar sus bolsas de basura. Y ya se ha hecho común que antes de que pase el camión de la basura algunas personas a pie y otras con triciclos, se dedicar a ir abriendo las bolsas que dejó la gente en las puertas de sus casas y desde luego también las que amontonaron en la esquina referida; y si bien hay gente que después de mirar el contenido de las bolsas y sacarle algo o nada las vuelve a cerrar y dejar tal y como estaban, hay otras personas que las dejan abiertas y que al aventarlas al montón el contenido se desparrama; y aunado a esto, también canes y felinos abren las bolsas que por su aroma los incita a romperlas y buscar algo que llevarse a la boca; por lo que después de levantada la basura por los trabajadores del H. Ayuntamiento, mucha de esta basura queda regada porque según alegan estos muchachos, no tienen aperos para recoger la basura que queda en el piso.

Y precisamente en la esquina de Hidalgo y Guadalajara, me ha tocado ver a una señora que cuando ya está la basura ahí la riega con agua con vinagre. Cierta vez al preguntarle para qué hacía eso, me dijo que esa mezcla era para que no se acercaran los animalitos a romper las bolsas y así no la desparramaran.

Y a propósito de los aperos que tendrían que portar los trabajadores que andan en los camiones recolectores, alguna vez me comentó uno que ni guantes les daban, por lo que a mano pelona levantaban la basura y que la que quedaba regada en el suelo, pues cómo la juntaban, pues ni modo que con las puras uñas. Le comenté a esta persona que antes, el mismo trabajador que portaba la campaña anunciando el paso del camión traía un chiquigüite y una pala de mano, lo mismo que los demás trabajadores y que con esa pala raspaban el suelo y dejaban el piso limpio. Esto sucedió en el mercado de abastos una vez que a los empleados de una bodega les pidieron prestadas unas jabas para levantar los desperdicios de frutas, verduras y legumbres ya echadas a perder. En esa ocasión, al trabajador del H. Ayuntamiento que le pregunté por qué no traían lo necesario para esto, me respondió que él ya tenía más de cinco años trabajando en la basura y desde que había entrado ya no había ni siquiera la dichosa campanita, mucho menos los mentados chiquigüites y palas de mano. Y como lo vi medio incrédulo de lo que le decía, le comenté que antes la basura se recogía a granel y no en bolsas, es decir, la gente entregaba la basura en sus mismos botes y esperaban a que vaciaran el contenido en el camión.