Numinor: Pierre Teilhard De Chardin, Inolvidable Sabio

Agustín Almanza Aguilar

21 / Enero / 2016

El futuro es el más bello de los pasados.

TEILHARD La primera vez que lo leí fue cuando estaba en la preparatoria y no le entendí muy bien, pero me quedó en la mente su imágen y sus ideas, sobre todo la del ‘Punto Omega’, tema que ahora se ha querido abordar, pero en otro nivel de conciencia. Tome –por comodidad práctica, como se acostumbra en muchos casos- un añejo trabajo periodístico, aparecido en aquél ‘Excélsior’, en su suplemento ‘Diorama de la Cultura’, de la pluma de Jesús García Álvarez.

Este periodista –muy preparado, según constato por las otras entregas que hice al diario- se lamentaba que la labor teológica (Teilhard era jesuita), filosófica y científica, se ha venido quedando en el olvido: El hombre que tanto contribuyó a la visión que hoy tenemos del Universo y que supo recoger la aspiración humana a la Unidad y a la coherencia del pensamiento, plasmándolas en sus obras

De Chardin introdujo un espíritu de grato optimismo en este duro caminar y peregrinar de la Humanidad, invitándonos a mirar siempre hacia adelante, hacia una cumbre donde todos los sacrificios se coronan de gloria y alegría

Mirando al pasado (hacia aquellas primeras síntesis que dieron lugar a las teorías sobre el origen de la vida), se avizora un ascenso donde la cumbre es el Ser Humano, pero el esfuerzo continúa y al final se unirán las conciencias en ese Punto Omega que dé sentido a todo el Universo. Lo que asciende, converge, nos dice García Álvarez.

El ‘Ver’ –ese ‘Saber Ver: ese ‘Saver’- con ojos más perfectos al mundo vivo, en el seno de un universo en el que siempre es posible penetrar más. La visión perfecta se logra a través de la Inteligencia, que trasciende el espacio y el tiempo, y coloca al Ser Humano en un punto privilegiado para interpretar el mundo Ahora, en lo infinitamente grande y pequeño, en el Macrocosmos y el Microcosmos, en medio de esas dimensiones, el Humano resulta ser algo insignificante, empero hacia él converge la flecha de la evolución, y él es el que empuja la historia hacia el porvenir. El Ser Humano se encuentra a sí mismo en todo lo que vé: Existe una interrumpida continuación con las cosas; misteriosos hilos, nervios vitales, recorren el Universo enero, unificándolo. Lo importante será penetrar bastante hasta descubrirlos y lograr así la Visión Unitaria, y coherente.

Teilhard aceptó, sin discutir, la teoría de la evolución: Muchos creen –dijo- que la batalla transformista continúa como en los tiempos de Darwin. Y, porque la biología sigue discutiendo los mecanismos por los cuales se han podido formar las especies, se imaginan que dude o podría dudar sin suicidio acerca del hecho y la realidad de tal desarrollo. La evolución no se ha detenido sino que continúa su grandioso proceso hacia una perfección cada vez mayor, hacia una ‘Complejidad Ascendente.

El secreto de la Creación el Ser Humano ocupa una situación de privilegio, es la clave del mundo y fuente constante de sentido para él pero la corriente vital continúa más allá del mismo, y necesariamente aparecerán Actividades Superiores. El gigantesco esfuerzo de la evolución no puede quedar frustrado a la altura de lo humano; el porvenir nos encamina hacia algo más perfecto todavía: el Punto Omega Y la cumbre es Dios a través de Cristo. Así pues, la evolución ya no transforma ahora los cuerpos, perfecciona y transforma a las conciencias, elevándolas por el camino de la profundización de sí mismas y por la asimilación de las cosas que las rodean. El Punto Omega es Aquél para quien fueron creadas todas las cosas, subraya García.

Poéticamente se podría decir que la parte más hermosa es la que el Ser Humano todavía no realiza, pero que espera realizar algún día.

GARAJE: Teilhard nació en 1881 y murió en 1955, a los 74 años. Agregamos un pensamiento que es preciso fijar: La única libertad que pronto nos será otorgada es la de Ser Otros, la de pasar a un Estado de Conciencia Superior; Inteligencia Total, y Realmente Despierta.

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