Estoy Borracho pero soy Bien Gallo

Por Chilo Cervantes

10 / Octubre / 2014

Hace ya muchos años que lo sepultaron en su pueblo natal El Conde del municipio de San Pedro Lagunillas. Aurelio Guzmán Banda ingresó a la Escuela Normal de Jalisco a los 21 años de edad en el año de 1940. Aunque ya llevaba muchos calendarios encima, a una edad en que otros estudiantes ya iban de salida rumbo a las aulas de los ranchos y ejidos, Aurelio terminó su instrucción escolar y se recibió de maestro. No trabajó muchos años como profesor hasta jubilarse como otros de sus compañeros porque le gustaba la política, actividad en que hizo una corta carrera.

Fue presidente municipal de San Pedro Lagunillas y luego diputado local al cubrir una titularidad en el Congreso. Fundó la Secundaria en el poblado de Lo de Lamedo; fue Oficial Mayor de la Liga de Comunidades Agrarias y jefe de zona del Banco Ejidal en Irapuato, Guanajuato. Un poco después de 1950, sería del 52 o el 53, Aurelio Guzmán se cargó uno a balazos en defensa de su vida y tuvo que salir corriendo de la cantina donde repelió la agresión en el barrio de la Cruz en esta ciudad de Tepic. Un día antes de los sucesos sangrientos, un empistolado armado con una escuadra había corrido de la taberna El Pirul a Aurelio y dos de sus amigos. No iba solo, se apoyaba en varios sujetos que le acompañaban armados también. Se me van a chingar a su madre porque esa mesa nosotros la vamos a ocupar.

Mansamente los del grupo de Guzmán Banda se levantaron y retiraron. Todavía no estaban satisfechos con las cervezas que habían bebido y se fueron a otro lugar para tomar hasta llenarse. Entre brindis y brindis recordaban el incidente con el maldito y sus acompañantes que habían llegado de Colima para humillarlos tan vergonzosamente. Sabían de quien se trataba. Era José Castañeda, jefe de zona del Banco Rural que ya se había hecho famoso por sus constantes abusos con la pistola en mano. Al día siguiente Aurelio Guzmán aceptó la invitación de sus amigos para ir a curársela. Se equivocó cuando dijo: al cabo no han de estar de nuevo el vale de la pistola y sus acompañantes.

La sinfonola tenía un repertorio de muchas piezas bonitas y a los crudos les gustó Dos Arbolitos para tocarla en repetidas ocasiones. Un poco intranquilos vieron cuando llegaron a una mesa vecina los malditos del día anterior y les empezaron a amargar la tarde con chifletas y maltratadas. Algunos parroquianos de la cantina El Pirul donde los hechos tenían lugar, empezaron a retirarse discretamente. Las cosas habían cambiado, Castañeda y sus matones traían las armas a la vista, pero también en la cintura. Por debajo de la camisa se podían advertir sendos bultos de las armas que ahora portaban también Aurelio Guzmán y uno de sus acompañantes, Martín Rodríguez. Castañeda se levantó de pronto y con rápidos movimientos hizo caer hacia atrás su propia silla y al primer disparo hirió a Guzmán Banda en un brazo.

Éste contestó los disparos y le metió dos balazos a Castañeda, mientras que Martín le acertó un tercer disparo. Los acompañantes de Castañeda solo eran figurones con la pistola. Salieron de la cantina El Pirul a toda carrera, atropellándose unsos a otros. Castañeda murió y Guzmán Banda fue presentado ante las autoridades competentes por Alberto Medina Muñoz, permaneciendo en la cárcel muy pocos días. En los últimos años gustaba pasear por los parques de Tepic y entraba a jugar dominó en el Sidralí. Fumando su puro tranquilo, nadie se imaginaría al profesor con la escuadra en la mano cambiando sus balas del calibre 22 por las del 38 súper. (Cel. 311 230 92 30)