Abucheos para los que se van y aplausos para los que llegan

* Polo Domínguez se pronuncia por obras con planeación estratégica, no de relumbrón o por capricho.

18 / Septiembre / 2014

Por Oscar Verdín Camacho

Durante la toma de protesta de Polo Domínguez González como presidente municipal de Tepic, sucedió lo que casi siempre: rechiflas y abucheos para los funcionarios que se van, y aplausos para los que llegan. Se escuchan gritos para los primeros: ¡ratas, roedores!.

De las rechiflas no se escapó el gobernador Roberto Sandoval Castañeda.
La presencia de Sandoval algo deja: un mensaje de que, más allá de las diferencias personales y políticas que tiene con Domínguez, se trataba de un acto que exigía su presencia y fue. No lo evadió aunque se sabía que el ambiente le sería hostil.

Afuera del Teatro del Pueblo bastó que unos rompieran la fila para que el que quisiera pudiera ingresar, entre empujones.

Luego de la toma de protesta, Polo Domínguez indicó su compromiso con el gobernador para trabajar en conjunto por bien del municipio. Dijo también que Tepic está llamado a ser el cambio que necesita el estado.
El doctor aclaró que conoce el tamaño del reto, por la situación de deterioro que vive la capital del estado, por lo que insistió en trabajar en equipo con el Gobierno Federal y especialmente el Gobierno del Estado.

Añadió que en su administración no habrá obras de relumbrón, ni de ocurrencias o por capricho, sino en base a una planeación estratégica.

Se pronunció también por menos gastos en publicidad, de celulares, viáticos, combustible.

Los miércoles, dijo, serán para atender personalmente a los ciudadanos, además de que mes a mes el ayuntamiento informará la situación financiera en que se encuentra.

Con los trabajadores del municipio se comprometió a que no habrá más pagos atrasados en sus quincenas, a consecuencia de despilfarros. Y Polo fue ovacionado.

Pero habrá que ver si dentro de tres años, o antes, continúan los aplausos.

Y es que el ejercicio de gobierno suele desgastar y ser implacable: abucheos para los que se van, y aplausos para los que llegan.