SEPTIEMBRE MES DE LA PATRIA

Por Chilo Cervantes

17 / Septiembre / 2014

Las entrevistas accidentales que la televisión mexicana realizó en días pasados, reveló que mucha gente sabe poco de la historia de México. En la escuela primaria nuestros viejos maestros nos hacían cantar en grupo: septiembre mes de la patria/ con gusto te veo llegar/ Ya que todas nuestras glorias nos vienes a recordar/ Al sonar de los clarines/ y el redoble del tambor/ te saludamos septiembre/ llenos de Patria y amor. Admirábamos el retrato de Don Miguel Hidalgo y Costilla colocado en un altar, rodeado de palmas, banderas y flores, y en los improvisados teatros de aquellas escuelitas se sucedían las declamaciones alusivas de los niños y niñas recién bañados, que encendidas sus caras de emoción, loaban al héroe eterno de Guanajuato.

Como México no estaba tan pobre como ahora se encuentra, todos los niños estrenaban alguna prenda de vestir el 15 y 16 de septiembre. El que no estrenaba pantalón estrenaba huaraches. Había quien llegaba de pronto con su cinto nuevo o su camisa de cabeza de indio. Llegaban con sus calzones de manta albeando de limpios. En lo alto de la testa formaban una onda en el peinado y los que no podían comprar brillantina se echaban medio pomo de aceite quinado. Desde entonces se acuñó aquella frase: te echaste todo el veinte.

Todos los puestos de comida y refrescos se llenaban de comensales que sacaban de la bolsa sus moneditas blancas y brillantes de cinco y diez centavos, de pura plata. Mientras los jóvenes le sacaban vuelta al toro de luces y esperaban la quema del castillo, las personas mayores se acomodaban en la tostadería de Felipa Valdivia o en la de don Florentino el papá del Canelas. La habitual iluminación de la frutería de don Chuy El Mansito se multiplicaba con varios focos de más. Don Felipe Villanueva, siempre serio como estatua y vestido de blanco, no descansaba sirviendo sus famosos refrescos de jugo de naranja con un chorrito de vino tinto. Richard el de la fruta de horno terminaba más pronto que de costumbre sus aromados salchichones, dulces de guayaba y puerquitos de carbonato. Los más alegrones se iban a beber cerveza a la carpa de La Chía o con doña Félix.

Nadie se quedaba sin comer porque no existía la pobreza a grado tal. Los birrieros sonaban sus cuchillos para llamar a la gente. Nos sabíamos de memoria aquellos pasajes del cura grande que enseñaba oficios a los indios y con ellos inició la guerra de independencia de México. El sacerdote libertador había nacido en 1753 y murió fusilado a los 58 años de edad en Chihuahua en el año de 1811. Él era el cura del pueblo de Dolores cuando aparecieron las primeras manifestaciones de inconformidad contra el gobierno español. El cura Hidalgo se sublevó con un puñado de indios en la noche del 15 de septiembre de 1810 al grito de Viva nuestra Señora de Guadalupe, Mueran los Gachupines.

Todos los pueblos de los alrededores respondieron al llamado del patriota de sotana. Venció a los españoles en Guanajuato y Celaya, pero fue vencido dos veces por Calleja en Aculco y en Puente de Calderón. Hidalgo fue hecho prisionero en Monclova junto con Allende, Aldama y otros 27 compañeros suyos siendo pasados por las armas. Es fama que el cura de Dolores era muy valeroso pero carecía de talento militar para vencer a las tropas españolas. (Cel. 311 230 92 30)