Elba Esther: la infiel de la balanza

07 / Julio / 2011

Por: Salvador Mancillas

En nuestra cancerígena democracia clientelar, el sindicato de profesores que controla Elba Esther Gordillo, se ha convertido en una maquinaria codiciada por los principales partidos políticos a nivel nacional, el PRI y el PAN, el dragón azul y el dinosaurio tricolor.

Si en cada colonia de cualquier ciudad de nuestro país hay de dos a tres escuelas en promedio, se entiende que el sector de más penetración en la sociedad lo representan los profesores. Esto, en materia electoral, es una tentación para el poder político, que a ella le ha aportado multimillonarios beneficios desde que el presidente Salinas de Gortari la colocó en tan privilegiada posición, hace más de veinte años.

Ahora, sin embargo, la señora ha sido empujada hacia un llano despoblado, con los cañones del actual grupo en el poder, el calderonista, apuntando peligrosamente hacia ella. Su pecado es haber apoyado al PRI en las recientes elecciones de Coahuila, Estado de México y Nayarit.

El affair Yunes-Gordillo envía, así, dos mensajes claros e íntimamente relacionados: primero, que el PAN no está dispuesto a dejarle a nadie, ni al PRI, la presidencia de la República; y segundo, que si es preciso poner en el banquillo de los acusados a la multimillonaria profesora, bajo señalamientos de corrupción y enriquecimiento ilícito, con tal de retener el poder y tomar el control de la maquinaria del SNTE, lo hará en cuanto lo estime necesario. ¿Hay algún ingenuo que crea que Miguel Ángel Yunes es tan valiente como para encarar a la vitalicia y poderosa dirigente de los maestros, sin ningún apoyo detrás de él? Los políticos, como los borrachos, no tragan lumbre. El pleito es por Los Pinos, no por los miserables 20 millones de pesos mensuales que, según eso, doña Elba le exigía a Yunes en los tiempos que éste dirigió el ISSSTE, para favorecer al PANAL.

El régimen actual le advierte, a la cacique magisterial, que la historia tiende a repetirse, porque la vida en México es como el cuento contado por el idiota, del que hablaba Shakespeare: si Carlos Salinas de Gortari defenestró a Carlos Jonguitud Barrios, quien se creía eterno cacique magisterial, por haber apoyado a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, (sustituyéndolo por la entonces joven profesora), nada impide que la defenestrada sea, ahora, la respetabilísima señora. Hay tela de dónde cortar, advierte el propio Miguel Ángel Yunes. Nadie sabe qué sucede con los miles de millones de pesos anuales que pasan por sus manos, a través del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Por lo tanto, ella no podrá justificar, jamás, con su salario de profesora, la cuantiosa fortuna que se le atribuye en dolarizadas cuentas bancarias y propiedades de lujo en México, Estados unidos y otros países. Imagínense. Hay profesores que no pueden pagarse un carro compacto o siquiera de segunda mano para ir al trabajo. En cambio, doña Elba, asegura Miguel Ángel Yunes, desde la época de Salinas no conoce las aerolíneas comerciales. Tiene dos super aviones a su disposición, que utiliza cuando tiene necesidad de viajar al extranjero, sea para turistear, para curarse de sus achaques o, simplemente, para darse otra estiradita de cirugía plástica.

Antes de Yunes, los calderonistas de cepa Ernesto Cordero, secretario de Hacienda, y Javier Lozano, de la secretaría del Trabajo, enviaron las señales del poder en el estilo críptico característico. No significa nada que el PRI haya ganado en las recientes elecciones estatales; que haya ganado hoy, no quiere decir que ganarán en el 2012; hace seis años Peña Nieto ganó el Estado de México, pero el 2006 lo ganó, sin embargo, el PAN.

Se les pasó decir, a los secretarios, que en 2006 venció Felipe Calderón, gracias a Elba Esther Gordillo. Fue intencional. Es una forma de advertir que la profesora no será la infiel de la balanza de electoral el próximo año, sino se alinea con el dragón azul. El único del PRI que está advirtiendo la amenaza es el astuto sonorense Manlio Fabio Beltrones, pero el presidente del partido, Humberto Moreira, que ha demostrado fehacientemente ser un tonto con poder, no se cansa de festinar locuazmente sus pírricas victorias, porque eso son. ¿Ganar lo que ya poseían, es ganar?